Te pedimos, Señor, por África, por sus hombres, mujeres y niños explotados, perseguidos, segregados. África, con sus ritos y sus danzas, con sus selvas y desiertos, con su sequía en la tierra y su riqueza de alma.
África muestra signos de prosperidad, pero mantiene el nivel de pobreza más alto del mundo y muchos hombres, mujeres y niños claman al Señor, pidiendo ser liberados de los males que los afligen cuando desafían las olas de un mar despiadado, o son engañados y abandonados para morir en el desierto o dejados en campos de acogida demasiado larga. Todos ellos son sólo algunos de los últimos que Jesús nos pide que amemos y ayudemos a levantarse.
Pedimos que sean respetados nuestros hermanos y hermanas de África y queridos como hermanos. Que el Señor les conceda sacerdotes y seglares portavoces de su reino.
Pedimos que sean respetados nuestros hermanos y hermanas de África y queridos como hermanos. Que el Señor les conceda sacerdotes y seglares portavoces de su reino.
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