DÍA SEGUNDO
Texto sobre el Espíritu Santo de San Juan de la Cruz
«La sequedad de espíritu es también causa de impedir
al alma el jugo de suavidad interior […] cerrándole la puerta por medio de la continua oración
y devoción. La segunda cosa que hace es
invocar al Espíritu Santo, que es el que ha de ahuyentar esta sequedad del alma
y el que sustenta en ella y aumenta el amor del Esposo, y también ponga el alma
en ejercicio interior de las virtudes, todo a fin de que el Hijo de Dios, su
Esposo, se goce y deleite más en ella, porque toda su pretensión es dar
contento al Amado. […] Espíritu Santo, el cual dice que recuerda los amores;
porque, cuando este divino aire embiste en el alma, de tal manera la inflama toda, y la regala y aviva y
recuerda la voluntad, y levanta los apetitos (que antes estaban caídos y
dormidos) al amor de Dios, que se puede bien decir que recuerda los amores de él y de ella.
[…] Y esta tal aspiración del Espíritu Santo en el alma,
con que Dios la transforma en sí, le es
a ella de tan subido y delicado y profundo deleite, […] porque el alma, unida y
transformada en Dios, aspira en Dios a Dios la misma aspiración divina que
Dios, estando ella en él transformada, aspira en sí mismo a ella»4.
Notas
4 Cántico Espiritual B, 17, 2. 4; 39,3.
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