REFLEXIÓN
Así María, hija de Adán, al aceptar el mensaje divino, se convirtió en Madre de Jesús, y al abrazar de todo corazón y sin entorpecimiento de pecado alguno la voluntad salvífica de Dios, se consagró totalmente como esclava del Señor a la persona y a la obra de su Hijo, sirviendo con diligencia al misterio de la redención con El y bajo El, con la gracia de Dios omnipotente. María no fue un instrumento puramente pasivo en las manos de Dios, sino que cooperó a la salvación de los hombres con fe y obediencia libres. (LG 56)OFRECIMIENTO
Como María quiero decir “Si” al proyecto de Dios.
+En este tercer día de la novena “si acepto” señor aquello que me cuesta en mi vida diaria. Convencido de que tu plan es perfecto y será para gloria tuya y bien de mis hermanos.
Padre Nuestro ... Ave María... Gloria.
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