Reflexión
Por no haber querido Dios manifestar solemnemente el misterio de la salvación humana antes de derramar el Espíritu prometido por Cristo, vemos que los Apóstoles, antes del día de Pentecostés, «perseveraban unánimes en la oración con algunas mujeres, con María, la Madre de Jesús, y con los hermanos de éste», y que también María imploraba con sus oraciones el don del Espíritu, que en la Anunciación ya la había cubierto a ella con su sombra. LG 59
Ofrecimiento
Como María quiero ser casa del Espíritu Santo. Invocar su venida que aliente y renueve su Iglesia.
En este séptimo día dedico un momento de oración para invocar la presencia del Espíritu Santo en mi vida y en quienes necesiten su fuerza y consuelo.
+ Padre Nuestro… Ave María… Gloria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario