REFLEXIÓN
Así avanzó también la Santísima Virgen en la peregrinación de la fe, y mantuvo fielmente su unión con el Hijo hasta la cruz, junto a la cual, no sin designio divino, se mantuvo erguida, sufriendo profundamente con su Unigénito y asociándose con entrañas de madre a su sacrificio, consintiendo amorosamente en la inmolación de la víctima que ella misma había engendrado; y, finalmente, fue dada por el mismo Cristo Jesús agonizante en la cruz como madre al discípulo con estas palabras: «Mujer, he ahí a tu hijo». LG 58
OFRECIMIENTO
Como María quiero estar de pie junto a la cruz de Cristo. Junto al madero del crucificado.
En este sexto día de la novena me solidarizo con los crucificados de nuestro tiempo: pobres, marginados, excluidos, enfermos, etc. Lo hago por medio de mi oración y mis actos de caridad.
+ Padre Nuestro… Ave María… Gloria.
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