DÍA SEXTO
Textos sobre el Espíritu Santo del beato Francisco Palau
«Enviad a mi corazón este divino Espíritu y él pedirá
en mí, él me enseñará lo que he de pedir,
cómo y cuándo he de pedir, y a
más él me dará fuerzas para perseverar en la demanda hasta haber alcanzado lo
que quería pedir. [...] Señor Dios mío, Vos sois el Espíritu que dais vida, que
ilumináis y coadunáis los miembros del cuerpo místico de Jesucristo. Vos sois
el Espíritu que con gemidos
inenarrables pedís en nuestros corazones
[Rm 8,26] el remedio de las necesidades de la Iglesia. Sólo alcanzamos
cuando Vos sois el que pedís en nosotros. Sólo tienen nuestros deseos, suspiros
y lágrimas un valor inestimable cuando proceden de Vos y sois
Vos el que los inspiráis. El hombre ni sabe
pedir, ni el qué, ni cuándo. Sólo
pide bien cuando Vos le hacéis pedir.
Venid, pues, oh santo Espíritu, y vivificad mi corazón. Dirigid Vos mi voluntad y
deseos. Desplegad Vos los labios de mi alma y enseñadla a hablar con su Dios.
Hablad y pedid Vos en mí para que salga con mi pretensión... Sed Vos el que pidáis
en mí al Hijo. Jesús me envía a su Padre a que le pida gracias. Y ¿cómo iré yo al Padre si
Vos no me lleváis de la mano? ¿Qué pediré si Vos no me lo inspiráis? Ea, pues,
Veni, Sancte Spiritus»8.
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